*
Conocer
perecer.
El
soplo antiguo del cielo
con
sus redes umbrías y rompientes:
la
misma claridad
para
el mismo vaticinio;
aves
en la caverna de la luz
donde
se calcina la mirada.
*
Sopla
el aire la mirada a mediodía.
Su
aleteo predice una playa distante,
su
silencio, el oleaje vacío
que
sube sofocante en la garganta.
Sopla
entre piedras,
entre
gotas que regresan de la orilla.
Abajo,
el cielo diáfano se agita.
Acá,
el poema se inscribe bajo aguas.
*
Piedra
sobre piedra
un
nombre es otro nombre:
una
hoja desangrada
que
escapa de su propio laberinto.
Piedra
sobre piedra
la
piedad siempre es otra:
una
raíz quemada
por
los ojos del océano.
*
Escribir
en
el visible círculo del aire,
en
la inminencia que presiente
el
enrojecido soplo de las olas.
Escribir
sobre
el rostro de la sombra,
en
ese borde oscuro
que
vuelve inaudible el cristal del eco.
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