miércoles, 14 de agosto de 2013

El poeta Pierre Jean Jouve 1887-1976


Perteneciente a la misma generación de Guillaume Apollinaire (1880-1918) y Pierre Reverdy (1889-1960), el caso del poeta Pierre Jean Jouve es singular: a los 16 años, enfermo y al borde de la muerte, el descubrimiento de la poesía de Mallarmé marcaría con una impronta indeleble su voluntad para vivir. Entregado a su lectura apasionada, renuncia a seguir una carrera como músico y hace de la poesía su fervor permanente. En él se cumple la intensa tensión entre el descubrimiento mágico de un rico mundo interior, de cariz íntimo y soñador y el deseo de comunicarse con los demás seres humanos en la pretensión utópica de una comunidad de seres libres, iguales y plenos. En la estela del conde de Lautremont –otra de sus adoraciones juveniles que le costó su alejamiento de los surrealistas al negarse a la interpretación unilateral que éstos hacían del vate de Los Cantos de Maldoror- Jouve anhela que la poesía sea hecha por todos, pues ve en ella un instinto de participación único y universal, un derrotero a seguir y un destino por asumir. Una “poesía humana” que fuera capaz de hacerse cargo de los más laberínticos rincones de la existencia y en donde nada fuera desdeñable, donde tanto la belleza del mundo como el horror de las cosas, tendrían cabida en un modo de entender el lenguaje y la poesía como un receptáculo mayor y transformativo de la experiencia, haciendo del vivir poético la más alta y noble experiencia.
Movilizado al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, Jouve se desempeñará como camillero y enfermero en esos años terribles, solidarizando con el dolor de los soldados heridos y entregando su tiempo y su salud a intentar paliar el sufrimiento insoportable de aquella época decisiva. Al final de la contienda, el poeta está enfermo a raíz de las diversas enfermedades que ha contraído de los desdichados soldados a los cuales ayudaba más allá de sus tareas formales.
Así, la dura experiencia de la guerra, como asimismo el descubrimiento abismante del psicoanálisis, lleva a Jouve a percatarse que la existencia humana es vasta, insondable y con espacios interiores ignotos que al parecer sólo la poesía puede sacar a flote y expresar. A primera vista, un poeta como él, sentiría una cercanía muy grande con el surrealismo que en el periodo de entre guerras sacudiría la escena cultural y literaria occidental. Pero la actitud de Jouve también en este caso es singular: rehúsa aceptar la noción de azar y de escritura automática, tan cara  a Bretón y su grupo y, más bien, apuesta a considerar a la poesía como animada de un soplo profético con una visión totalizante de lo real que hace de la palabra un permanente “canto de reconocimiento al vasto mundo”. De aquella manera la poesía de Jouve se dirige “al íntimo corazón en abismos aun más numerosos”: el deseo, la culpa, la angustiada esperanza, la muerte, la distancia del prójimo, las zozobras del cuerpo y las miserias de la inteligencia: estos son algunos de esos abismos irresistibles. Abismos en que muchos han querido ver una profunda sensibilidad religiosa, un “temor y temblor” ante lo enigmático y arrebatador de la existencia. Sin la lógica implacable y a veces dogmática de un Claudel, la poesía de Jouve se nutre de Baudelaire y, sobre todo, de la lectura de los místicos y religiosos –San Juan de la Cruz, San Francisco de Asís, Santa Teresa de Avila-, impresiones y maneras que le permiten asumir el trabajo del poeta como una ascesis en pos de una ascensión redentora. “Yo no hubiera escrito jamás una línea —anotó en su Diario— si no creyera en el rol santificador del arte.”
Es en ese misterio que se manifiesta en lo “terrible”, en lo “numinoso” en que Jouve vio las turbadoras revelaciones del mundo inconsciente como una especie de confirmación respecto al cariz oculto de la verdadera dimensión del hombre y en que es posible advertir una realidad todavía por venir y donde la poesía debiese trabajar a favor de su advenimiento. Testigo de una época turbulenta que tiene como telón de fondo, dos guerras mundiales, Jouve escribe afirmando la idea de que al arte le corresponde hacer la luz sobre las realidades inconscientes y, por eso mismo, al poeta, al artista, le toca ser el animador de la más profunda transformación humana. Así pues, el arte debía buscar su legitimidad y su sustento en los abismos pulsionales, en el reconocimiento de que la miseria del hombre está sin embargo traspasada de un impulso redentor y que el trabajo del poeta debía orientar aquel impulso. Para una poesía en la que el estilo es el destino, el poeta buscó una escritura que pudiera reproducir los ritmos del inconsciente pero que no fuera la “escritura automática” que habían ensayado los surrealistas. De aquel modo, su audaz uso del versolibrismo, arraigado en ritmos amplios y oceánicos, que evocan versículos proféticos y alucinantes, le da a su poesía un tono único, carente de grandilocuencia vana y cercano a esas hondas y misteriosas composiciones religiosas de Olivier Messiaen como Turangalila o a la pintura final de Henri Matisse, aquella que resguarda la pequeña capilla de Saint-Marie du Rosaire en Vence. Casi un desconocido para nosotros, Pierre Jean Jouve, fallece en París en 1976.

*
Tú que bien conoces el acto de llorar
Comprometido en las confusiones del mental dolor
“En medio del camino de tu vida te has encontrado entre la selva oscura”
Hijo mío no obstante feliz
Yo te traigo la paz
La paz que tu alma inexplorada contiene profundidad del mar
Las calmas 
No turbadas por obsesión de muerte ni siquiera rosadas
Y las alegrías que se van hacia el fin de ti mismo
Allá donde es cantada tu alabanza 
Y se elevan en paisajes de vida y de calor 
Conmigo tu Dios el que habla en lo interior de cada ser 
Soy tu Palabra Santa tu Dicha.  


Magia

Tú eres mi dolor mi miedo mi amor 
Oh imaginación 
Eres tú mi verdugo oh libro en el que yo traduje 
Montaña río pájaro 
Mi miseria eres tú oh confesión. 
Así hablaba el poeta decaído 
Desgarrando su libro en el medio de ciudades humanas 
Pero su otra voz colmada de un murmullo de sauces 
Respondiole 
Oh desgraciado libro oh poema fallido 
Error error siempre será de aquel que aún no logró hacerlo. 
Oh tú mi último bastión mi fortaleza
Contra el ejército de infieles 
Afuera sólo hay ruinas y adentro tú mi lugar mi sagrado recinto. 
¿Habría el Demonio errado de verdad en todo lo que quiso? 
Y qué es aquello que el Demonio quiere— 
                                                           Un libro 
Respondía su voz a la que un antiguo ciprés solar  iluminaba,
El tuyo el mío o el otro, 
Los que fueron escritos por dictado. 
Y los pájaros cantaron muchas veces en el cielo. 
Y he aquí que el poeta otra vez esclarecido 
Recogió los fragmentos del libro, se hizo ciego de nuevo e invisible 
Se quedó sin familia, escribió la palabra la primera palabra del libro. 



Ensueño
  
Un instante recuerda ese sol de juventud
Aquél que en tus diez años esplendía
Asombro tú te acuerdas del sol de juventud
Si fijas bien los ojos
Si los entrecierras
Todavía podrías percibirlo
Era rosado
Se enseñoreaba de la mitad del cielo
Entonces tú podías mirarlo cara a cara
Asombro pero qué era tan natural
Tenía ese color
Tenía esa danza ese deseo
Tenía ese calor
Una facilidad extraordinaria
Te amaba
Todo aquello que a veces en medio de tu edad y andando
sobre el tren en la mañana a lo largo de los bosques
Creíste imaginar
Dentro de ti
Es en el corazón donde persisten los antiguos soles
Puesto que allá él no ha cambiado mira ese sol allá
Pues sí él está allá
Yo he vivido he reinado
Yo he brillado por un sol así de grande
Ay él está muerto
Ay él ha jamás
Estado
Oh este sol te dices
Y sin embargo tu juventud fue desdichada
No es necesario tener el reino de Jerusalén
Cada vida se interroga
                    Cada vida se cuestiona
                                                         Y cada vida espera

Cada hombre hace de nuevo el viaje todo es limitado cómo ver más
Pero nosotros hemos inventado las máquinas

Ellas llegaron quebrantando todo perforando el viejo suelo poblando este viejo aire
Ondas rayos ejes brillantes
He aquí que mi poder se hizo terrible
Terrible también se ha hecho mi inquietud
Soy inestable
No me estoy quieto
Busco me transformo
No tengo ya mi verdadera edad me entretengo con todo
Pero mi Dios la antigua guerra ha regresado ella poco cambió
La sangre humana tiene apenas un modo de correr
La muerte tiene apenas un paso el mismo paso con el que siempre viene hacia mí
Su máscara ha acaso variado es ahora la cera
El espacio es ahora más breve es que mi alma es más nueva
Yo no digo mejor
Yo no osaría

Nos mantenemos lejos de la maceración de la resignación
                                                           pero
El gran culpable sigue siendo nuestro placer
Puesto que la desgracia tendrá necesidad de justificación
                        la desgracia es el suelo donde nuestra ciudad se ha levantado
Alegría pureza
No te aproximes
Es a propósito de nuestra alegría
Que nuestra vanidad se muestra lamentable
Tan apurados vamos
Tan viejo es nuestro escrúpulo
Sí es con nuestra alegría que temblamos
Hijo degenerado
Entretanto el espíritu suspenso sobre la pesadumbre universal
Ha dicho vosotros tenéis vuestros sentidos haced que ellos os procuren vuestro goce
Y esto es amargo
Más amargo
Y esto de algún modo en la amargura se acelera
Para nosotros

Juez eterno
De qué poderes goza la estupidez las estrellas
para la estupidez alumbran
La luz le va tan bien los grandes trenes la llevan por doquier
Todas las ciudades son sus asambleas sus placeres
Y el domingo uno ve sus alegrías de familia
Después de la guerra qué glorificación
Del desorden de la liviandad
Todo el mundo está bien vive mejor
Qué grandeza acordada al boxeador
El poeta
Habita aún el quinto piso sufre de viejas hambres
Contempla su muerte futura quisiera ser eterno
No creáis sin embargo que ama la muerte como antaño
El poeta interroga
Va a tientas
Suspira delira
Y la vida piensa sería verdaderamente maravillosa si

El asunto más grande es el morir y de eso no sabemos una sola palabra
Aquellos que han pasado no vuelven ya a pasar
Pero yo lo confieso vivo sin inquietud
Ya no creo en aquéllos
Sin comprender los anulo aquéllos están muertos
Oh silencio
Complicidad
Acaso la muerte no sea un asunto en absoluto
                                 acaso la muerte nada signifique
O por el contrario
Todo tal vez existe para esta sola muerte
                     para este gran portal este dichoso puerto
Donde entrará el navío
Pero no puesto que en la dicha yo no creo yo no creo en la muerte
En el fondo de mí os lo confieso sé que soy inmortal
                    estoy seguro
Vanidad esencial

Joven yo amaba el tiempo
Joven no soportaba yo ser el más joven
Amaba la gramínea cuando de granos se cargaban los
        árboles cuando ellos se extendían como música
Joven amaba a los viejos
Ahora me inclino con mi sombra sobre la otra ladera
        aquella que desciende
Yo ya no sé tantos tiempos he probado
Quizá con la vejez vendrá la calma

Cuánto el hombre desprecia esta boca que adora
Pero él encontró el éxtasis él sin cesar persigue su éxtasis
Vitalidad
El sin cesar pide el olor pide el sabor pide el color
        de cuerpos femeninos
Su elasticidad
Su mentira
Lo que en su nacarada carne castamente se ríe de la muerte
Y luego
Vendrá esa tristeza
Que él reconoce

Cuánto hemos buscado —milagros nosotros somos milagros
Nada
Este mundo era recto infinito helo curvo provocando
        el deslizamiento del uno sobre el otro
La visión del hombre es cada vez más grande
        mas a su espalda hay menos cosas cada vez
El pensamiento es flaco débil inútil una estela brumosa
        como la Vía Láctea
Mientras el mundo es material es extenso es espantoso
        es verdadero como el muro del infierno
El pensamiento sonríe porque acaso va a morir

Estas estrellas contrarias
Ésta que alumbra el fuego y aquélla iluminada por el fuego
El que da y la que solicita la acción y el misterio
Éste que impulsa y aquella que incuba están presentes
        siempre a toda hora
El Enviado y la Cazada circulan en el ovoide espacio azul
Pronto enlazados
Ellos forman una larga canción con agudos y graves
Caídas siempre siempre primaveras
Ellos vuelven a partir como llegaron
Siempre la curva que toma forma de ola los agudos y graves
He aquí todo
Y el borde del mar el crecimiento del follaje
        la terrestre fanfarria de los montes
No tengáis miedo de vuestra tristeza ella es la mía
Es la nuestra es la suya
Oh grandeza
No tengáis miedo la paz hela aquí la vida la vida es admirable
La vida es vana
La vida es admirable la vida es admirable vana





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